martes, 4 de febrero de 2014

¿Jugamos en el recreo?

Los expertos Beatriz Menéndez, pedagoga y directora de Esparcer.com y Óscar González, profesor de Primaria en un colegio público y director de Escuela de Talento, cuentan cómo debería ser un recreo.


Niños jugando al fútbol durante el recreo en el Colegio de Amara Ferrerías en San Sebastián 

El recreo no solo se trata de un momento de descanso y relajación en la jornada escolar. El recreo tiene mucho valor en el desarrollo de los niños y una gran carga educativa y pedagógica. Jugar en el patio al pilla-pilla, al escondite, a la goma, a las canicas, a las chapas o al fútbol no solo es un momento de diversión y entretenimiento. Los alumnos se juegan mucho más: sus relaciones sociales y su crecimiento personal según señala el diario ABC.

Este espacio de tiempo es tan importante que gran parte de la comunidad educativa se plantea si es conveniente o no limitar, e incluso prohibir, jugar al fútbol porque arrincona a otros alumnos que no lo hacen, sobre todo a las niñas. Una iniciativa que ha propuesto el Gobierno vasco para los colegios de esta comunidad.

"El recreo es el momento en el que los alumnos pueden interaccionar libremente, sin la supervisión directa de un adulto. Así ensayan situaciones de la vida real", explica Beatriz Menéndez, pedagoga y directora de Esparcer.com.
Y eso quiere decir que empiezan a resolver sus conflictos, "aprenden a negociar, a ceder, a trabajar en equipo, a ganar y perder de forma libre, experimentando sus propias reacciones y las de otros compañeros, aprenden de sus propios errores y crecen como personas", añade.
En el recreo imaginan, inventan juegos, reglas... y lo hacen todos, de forma colectiva. Además realizan ejercicio físico. 
"Es un espacio de aprendizaje de hábitos, actitudes, valores... y de interacción social entre niños y niñas", afirma Óscar González, profesor de Primaria en un colegio público y director de Escuela de Talento, en declaraciones a ABC.

¿Hay que prohibir el fútbol en los recreos?


Estos dos expertos no encuentran suficientes motivos para que prohibir jugar al fútbol en los recreos, como plantea el Gobierno vasco, aunque sea para proteger a aquellos alumnos que no se decantan por esta actividad. Sin duda, el fútbol es la actividad estrella en los patios de los colegios, como también para gran parte de la sociedad. 
Pero "prohibirlo puede ser drástico. Hay que buscar otras soluciones: acotar espacios, o incluso días, y fomentar otro tipo de juegos y actividades", propone Menéndez.
Como profesor de Primaria, Óscar González reconoce que el fútbol ocupa la parte central en los recreos, pero el espacio es ocupado por todos los alumnos sin arrinconar a nadie. 
"Creo que habría que preocuparse por los niños o niñas que por uno u otro motivo no juegan en el patio y se quedan relegados. Un niño que no juega no es un niño feliz", explica el docente, partidario también de estimular otras actividades.

¿Cómo juegan los niños y las niñas en los recreos? 


"Los niños y las niñas juegan juntos cuando son pequeños, en Infantil y primeros cursos de Primaria", afirma el profesor González. Después, tienen sus propios intereses y preferencias según el género, "aunque siguen juntos en juegos como el pilla-pilla y el escondite". 
Cuando empiezan a crecer, ya entrando en la adolescencia, forman sus pandillas "de chicos y chicas, y encontramos juegos en los que juegan juntos pero no revueltos, es decir juegos de chicos contra chicas", explica la pedagoga Menéndez a ABC.

Claro que todo influye, como comenta esta experta. Menéndez señala que niños y niñas siempre han elegido juegos diferentes, depende de las modas, incluso de la orientación del mercado de juguetes, de series de televisión y dibujos animados... La diferenciación en el juego en función del sexo se acrecenta a medida que crecen y se acercan a la adolescencia y van entendiendo de una forma distinta no solo su propio rol de género, sino también la relación entre niños y niñas.


¿Cuánto debería durar un recreo?


El recreo tiene que permitir una desconexión del trabajo del aula, como mínimo 15 minutos, pero no debe dilatarse tanto en el tiempo porque se puede perder el ritmo de la jornada. 
"Lo aconsejable son 30 minutos", destaca Beatriz Menéndez.
Y siempre supervisado y vigilado por un adulto que no debe dirigir el juego de los estudiantes
"Mejor que el juego sea libre. Así aprenden a resolver sus conflictos y no estar siempre esperando a que alguien se los resuelva", explica Óscar González.
La pedagoga matiza que nunca estará de más la sugerencia del profesor en determinados juegos o formas de jugar, como hacer equipos mixtos, enseñar juegos tradicionales, pero siempre desde la sugerencia, no imponiendo, ya que el recreo es el espacio de los alumnos.



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