jueves, 3 de abril de 2014

Frenemos el acoso escolar

Fernando González, trabajador social, ayuda a los niños agresores y sus familias para solucionar los casos de acoso escolar


Fernando González como trabajador social se ha enfrentado a diferentes casos de acoso escolar a lo largo de su carrera profesional, centrándose en mayor medida en el niño agresor.

Igual de importante es ayudar a la víctima, como al menor que comete el abuso. Hay que averiguar cuáles son sus motivaciones, si tiene problemas en el hogar que de alguna forma le afectan e intensifican ese comportamiento agresivo y destructivo” afirma Fernando. 

Existen múltiples formas de abuso desde físicas (golpes, empujones…), verbales (insultos, expandir rumores infundados…), psicológicas como el chantaje, racistas u homófobas y, por supuesto, el aislamiento, el no dejar a esa persona tener amigos, apartándole además de cualquier actividad.


Tanto en los caso leves como en los graves, la prevención es la clave. En mi caso, nosotros actuamos digamos que cuando el daño está hecho. Por eso, insistimos e insistimos a los colegios que sufren este problema la importancia de la resolución de conflictos de forma constructiva desde el minuto uno” señala Fernando. 
A lo que añade, “debe de haber un ambiente escolar que invite al diálogo, efectuando si es necesario dinámicas que ayuden a crear lazos afectivos entre los alumnos”.

Por supuesto, no sólo hay que atajar el problema ayudando a la víctima y corrigiendo al agresor, sino que también hay que sensibilizar al resto de alumnos y hacerles comprender lo contraproducente que es para todos ellos el acoso escolar, aunque no lo sufran en primera persona.


Un código de conducta en las aulas y un plan de prevención a nivel nacional es vital


El acoso escolar deja huellas dífiles de borrar
Fernando señala que una idea que deberían poner en práctica todos los colegios es la creación los primeros días de clase de cada curso, de un código de conducta con recompensas para aquellos alumnos que lo cumplan. 

“Es importante que esto se lleve a cabo desde preescolar, ya que crea una base de empatía, promoviendo un clima más inclusivo”.

Es impactante que actualmente el acoso se da cada vez más en niños de menor edad, de ahí, que Fernando considere vital la adopción por parte de los colegios de un plan para la prevención a nivel nacional del acoso escolar

“Las bases de dicho plan, deberían porvenir del Ministerio de Educación y sería el resultado del trabajo conjunto de psicólogos, profesores, padres, terapeutas… y también de trabajadores sociales. De esta forma, se crearía un marco común que podrían poner en práctica a continuación los colegios, adaptándolo a sus circunstancias concretas” afirma Fernando.


“En los casos de acoso escolar, no hay que demonizar al niño agresor”


En cuanto al niño que comete los abusos, es importante no demonizarlo, hay que ayudarle y hacerle entender que esa conducta no le llevará a nada bueno. Hablarle siempre de manera positiva. Hay que corregir de forma inmediata su comportamiento, pero evitando en todo momento las recriminaciones extremas, ya que esto podría producir el efecto contrario al deseado y que dicha conducta negativa se intensifique, como respuesta defensiva del menor.

“En estos casos, es clave la colaboración con los centros escolares y también contar con psicólogos, es decir que se dé un trabajo coordinado para corregir estos problemas conductuales desde la raíz”.

También cobra una gran importancia la labor con las familias tanto de los menores afectados, como de los menores agresores. Los padres deben sentir que forman parte del proceso de resolución de dicho conflicto, sin culpabilizarlos, sino a través de su colaboración, ofreciendo patrones que deberán seguir para afrontar de la manera más apropiada la situación. 

No hay que permitir que los padres del niño agresor resten importancia al problema ni tampoco hay que sobredimensionarlo. Se les debe hacer entender las consecuencias de los actos de su hijo, no sólo con respecto a la víctima, sino también en el ambiente del centro escolar, pero sin crear un conflicto de mayores consecuencias entre las familias afectadas.

“Darles toda la información que necesitan (los hechos, las medidas que se han tomado en la escuela, las medidas que deberían tomarse desde el propio hogar e incluso las medidas legales por parte de la Fiscalía de Menores en los casos más graves), respetando siempre la confidencialidad. Y si se muestran a la defensiva, dejarles claro que no se trata de una caza de brujas hacia sus hijos, sino simplemente hacerles entender que nuestro objetivo es mejorar las relaciones en la escuela. Recalcando que su labor como padres es clave para cambiar la conducta de su hijo. Sobre todo, se debe frenar cualquier comentario dañino hacia el niño agredido” destaca Fernando.

Por otro lado, en cuanto a la actitud de los menores agresores, Fernando afirma que es muy importante conseguir que estos niños sean capaces de ponerse en los zapatos de la víctima y hacerles entender cómo se sentirían si ellos mismos fueran los que sufren el acoso. Y si este acoso se produce por causas externas, indagar el por qué.

“Hay que ayudarles, pero siempre teniendo en cuenta que deberán asumir la responsabilidad de sus actos” sentencia.

Si se averigua que dicha actitud conflictiva es causada por un ambiente familiar nocivo, trabajar con los padres cobra más importancia si cabe para a través del cambio de actitud del entorno familiar, corregir la conducta del niño.

Si te interesa este tema visita el portal de la Asociación No al Acoso escolar donde encontrarás información relevante sobre este problema.
MARÍA SANJUÁN


Si quieres más información PINCHA AQUÍ: Atención policial a la violencia escolar

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