La propuesta de la consejera de enseñanza genera muchas dudas
¿Es adecuado que se pueda aprobar la Selectividad con un 4? ¿Sería conveniente subir un peldaño esta nota hasta el habitual 5 en otro tipo de exámenes? ¿Podría ayudar a aumentar el nivel de exigencia a un sistema educativo con discretos resultados en las pruebas internacionales? ¿O bien podría ser un mecanismo para dejar fuera de la Universidad a centenares de alumnos? Estas son solo algunas de las cuestiones que genera la propuesta de la consejera de Enseñanza, Irene Rigau, de pasar de un 4 a un 5 la nota requerida para superar las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) según informa el periódico El País.
Desde la creación de la Selectividad, a mediados de los años setenta, el examen se aprueba con un 4. Pero esta puntuación tiene un peso relativo para calcular la nota de referencia del alumno, con la que optará a cursar la carrera deseada. Esta nota solo cuenta un 40%, mientras que el 60% restante sale de la media que se obtuvo en el bachillerato.
“Se decidió fijar el aprobado en 4 por si el alumno tenía un mal día en el examen”, explica Joaquim Prats, catedrático de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Barcelona, que recuerda que la prueba, contrariamente a lo que indica su nombre, “no es una herramienta de selección, sino de ordenación y adjudicación de plazas”.
Prats asegura que, de hecho, España es uno de los pocos países que tiene un sistema de acceso común y homogéneo como es la Selectividad. En otros rincones del mundo son las mismas universidades las que establecen sus requisitos y seleccionan ellas mismas a sus estudiantes.
Pero la actual Selectividad tiene fecha de caducidad, ya que desaparecerá en dos años debido a la aplicación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Algunos de los expertos consultados creen que la propuesta llega tarde, mientras otros no consideran en balde el debate, teniendo en cuenta que algunas comunidades autónomas podrían decidir implantar sus propios exámenes de acceso a la universidad, muy semejantes a la Selectividad.
Feito alerta de que si la exigencia de la Selectividad fuera muy alta podría convertirse en una obsesión para los estudiantes, así que aprobar las PAU sería la principal prioridad.
“Así se corre el riesgo de convertir el segundo de bachillerato en una academia y dedicar todo un curso para aprender a superar el examen”, añade el sociólogo, que alerta de que este “riesgo” también existe con las reválidas en Bachillerato que se implantará con la LOMCE. En este marco de cambios, modificaciones de normativas e indefiniciones sobre cómo será el acceso a la Universidad, estudiantes y expertos discrepan sobre cómo aumentar la calidad del sistema y si elevar la nota de las PAU puede ser una vía para ello. No obstante, la mayoría defiende mantener el listón actual. “Está bien no ser tan exigente en una prueba puntual como en las notas de los dos cursos de bachillerato”, defiende Rafa Feito, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid.
“Las PAU no sirven para aprobar, algo que, de hecho, hace el 95% de los estudiantes, sino para ordenar las notas”, tercia José Antonio Martínez, presidente de la asociación estatal de directores de instituto Fedadi, que considera la propuesta sobre la Selectividad “un debate parcial”. “Los que trabajamos en las aulas estamos hartos de debates parciales.
Cuando se emprende una reforma hay que hacer un debate serio y tener en cuenta las consecuencias. Hay que ser serio, con seriedad, con según qué tipo de ocurrencias porque hasta el alumno más brillante puede tener un mal día”, defiende Martínez.
Él es partidario de no dar más peso al resultado de una prueba y explica el caso de una exalumna suya, con notas brillantes y que ahora es ingeniera aeronáutica, pero que no tuvo su mejor día en la Selectividad y sacó un 4 en Matemáticas.
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